martes, 27 de mayo de 2014

Sobre bonsai, amistades y cosas que valen la pena

Un poco me gustan los árboles bonsai.

Sigo pensando que son un poco aburridos, y que si yo tuviera uno el pobre se moriría a los dos días (después de aaaaaaaños de estar creciendo fuerte y orientalmente hermoso). Pero ayer, mientras recorría el parque más importante de Yangzhou  me detuve dos segundos a observar con atención. Sí eran hermosos, sobretodo ese que rebosaba en flores rosas. Honestamente no sabía que un bonsái podía tener rosas.
Bonsái con flores en Slender West Lake, Yangzhou
A veces desconocemos cosas que están al alcance de nuestro conocimiento por puro deporte, porque nos gusta ignorar eso que pensamos que no nos es útil en el momento. Y no nos damos cuenta que nos forjamos como ignorantes de cosas que nos pueden hacer enormemente ricos.


“Wow! Los Chinos y el arte de intentar hacer más hermoso lo que ya es hermoso” Zora me había arrastrado al aburridísimo museo de bonsái de Slender West Lake y con demasiada paciencia y dedicación sacaba foto tras foto de todo bonsái que veía. Y yo que había estado bostezando desde que entramos y repetía “aburrido” o “qué bonsái más feo” cada vez que caminábamos al lado de una antiquísima vasija más, me detuve, en seco, al escuchar sus palabras. Fue como cuando uno recuerda que dejó el fuego prendido o que se olvidó la billetera en la caja del supermercado… solo que se sintió bien. Sentí sorpresa, culpa y alivio al saber que no era ninguna de estas cosas.

Solo en China, a miles de kilómetros de mi hogar me podía volver a encontrar con un pedazo de mi misma. Sí, no solo tuve que admitirme a mí misma que estaba exagerando y lo que veía no era tan aburrido, sino que, además, allí, frente a los estáticos y poco interesados pequeños arbolitos, me acerqué unos metros a mi hogar interior. Y sonreí, por primera vez en un par de semanas sonreí con tanta energía que sentí que me hervían las mejillas. Me di cuenta que estaba ignorando algo que es hermoso, y haberlo redescubierto lo hacía más hermoso.




Lo que más me gustó de Slender West Lake (o a lo que le saqué fotos)
Slender West Lake es el parque más importante aquí en Yangzhou. Es uno de los pocos atractivos que la Lonely Planet recuerda de esta ciudad y la entrada cuesta más que ir a la Ciudad Prohibida en Beijing. Gigante, de hermosas colinas, alfombrado en flores y árboles de bambú. Callado y muchas veces revoltoso y turístico. Todos aquí han visitado el parque al menos una o dos veces… pero yo siempre (consciente o inconscientemente) encontraba algo que me impedía ir.

¿Por qué? Porque no quería arrastrar los pies por los caminos del parque como los había arrastrado sola por los pasillos del majestuoso fuerte de Jaipur en India. No necesita una tarde más de selfies y fotos de paisajes, ni de horas sin abrir la boca para hacer algún chiste o reírme de alguna estatua monigotesca con ganas.

Honestamente no quería agregar más nada a la lista de los lugares que había visitado...sola.

Pero al adoptar el rol de anfitriona de mis amiga Zora en Yangzhou no tardé mucho en decir “Tenemos que ir a Slender West Lake”. Mi amiga Sarah, a quién no veía hace mucho porque estaba de viaje también le parecía una buena idea. Y mi nuevo amigo Benni no se oponía.

Si ven las fotos de ese día espero que puedan ver más allá de las flores y los caminos. Espero que vean lo mismo que veo yo, que es mucho más hermoso.






Yo veo gente. Veo a mí gente. Y me veo a mí sonriendo en cada una de esas imágenes.

Cuando me mudé a China nunca pensé que hacer amistades me iba a resultar tan difícil. Simplemente el temperamento y personalidad de la gente que me rodea es tan distintos a los míos que, a que al final del día, puedo compartir muy pocas cosas y hasta a veces me da vergüenza hacerlo. Tengo miedo de que me juzguen, de que no me acompañen, de que no se rían, de que me crean débil. Y bueno, me volví ultra independiente, saboreando la soledad en muchos momentos y padeciendo la soledad hasta sentirla en los huesos en muchos otros. Todo esto es parte de una experiencia que me hace más yo todos los días, no me arrepiento de nada.

Pero para alguien como yo, Argentina hasta en el par de zapatos chinos que me compré la semana pasaba, que le gusta abrazar y tocar hombros, sentir la cercanía, hablar de CUALQUIER cosa que tenga que hablar y en cualquier lugar, escuchar CUALQUIER cosa que se tenga que decir en cualquier lugar, aconsejar y cuidar de mi gente… se me hace MUUUUUUY DIFÍCIL.

En el transcurso de las últimas semanas me sentí tan falta de todo eso que necesito que no quería volver a casa para no estar sola. Busqué hacer cosas que no hago usualmente, ni me gusta hacer, con un solo objetivo: estar con gente. Ayudé a pintar la escuela, fui a cenas con gente con la que no comparto casi nada, fui a clases de yoga que no me gustan, transpiré hasta no poder respirar en clases de spinning que no me gustan, intenté hablar en chino con gente que probablemente no haya entendido nada…

No estén tristes por mí. Todo lo contrario, escuchen con más atención. Siento que extrañar a mis amigos, a mi familia, y a Zora (porque vive lejos de Yangzhou) y a Sarah (porque está mucho tiempo de viaje) es algo preciado. Extrañar se vuelve una oportunidad para atesorar, apreciar algo que quizás ignoraba o daba por sentado. Darme cuenta de lo fanática que soy del efecto, del querer, del cuidar y del extrañar amistades y personas de infinito valor me hace sonreír.


Compartir no sólo conmigo misma, sino con los que están lejos (y más cerca de lo que a veces siento) hace de este viaje algo único, que de lo contrario no sería más que una seguidilla de visitas a simples parques. 

4 comentarios:

  1. Te entiendo tanto... Eso que yo yendo a Inglaterra desde España..., comparado con lo tuyo casi casi fue como ir al pueblo de al lado. Pero sí: estaba harta de estar sola, echaba de menos tener allí a mi novio (o algún amigo/a de verdad), también me apunté a hacer algunas cosas que realmente no me apetecían tan solo porque necesitaba gente a mi alrededor, compañía. Aunque también es verdad que esos diez meses que pasé fuera los necesitaba y me sentaron muy bien, como un buen chute de adrenalina.

    En su momento también yo escribí un post contando cómo me sentía: http://musaranhasyotrascosas.blogspot.com.es/2013/04/soledad.html

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    1. Acabo de leerlo! Te pasó lo mismo, mujer! Bueno, me hace sentir un poco mejor. Y coincido con tus palabras...

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  2. Chofi! Si hay algo que me encanta es que cada vez que entro a tu blog es como si te escuchara contar todas las historias jajaja Te quiero amiga!

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