martes, 27 de mayo de 2014

Sobre bonsai, amistades y cosas que valen la pena

Un poco me gustan los árboles bonsai.

Sigo pensando que son un poco aburridos, y que si yo tuviera uno el pobre se moriría a los dos días (después de aaaaaaaños de estar creciendo fuerte y orientalmente hermoso). Pero ayer, mientras recorría el parque más importante de Yangzhou  me detuve dos segundos a observar con atención. Sí eran hermosos, sobretodo ese que rebosaba en flores rosas. Honestamente no sabía que un bonsái podía tener rosas.
Bonsái con flores en Slender West Lake, Yangzhou
A veces desconocemos cosas que están al alcance de nuestro conocimiento por puro deporte, porque nos gusta ignorar eso que pensamos que no nos es útil en el momento. Y no nos damos cuenta que nos forjamos como ignorantes de cosas que nos pueden hacer enormemente ricos.

lunes, 19 de mayo de 2014

Argentina vs. China: Diferencias que sacan sonrisas

“Me empujó para pagar el boleto primero” le explicaba indignada a mi amiga Zora en Shanghai refiriéndome a una señora que se había adelantado en la línea impunemente a los empujones para pagar el boleto de colectivo desde Yangzhou. En vez de reír o contestar un “Increíble, estos chinos…”, Zora me miró y me contestó “¿Esperabas que la señora hiciera otra cosa?”. No. Y honestamente, este tipo de episodios cada vez me irritan menos.

No hay día que no sea protagonista o que presencie una conversación de este tipo… una queja, una muestra de poca tolerancia quizás, el reflejo de sentirse rana de otro país. Pero, como he escrito en otros posts, este tipo de situaciones son parte de un proceso inevitable de adaptación a una cultura tan diferente a la nuestra que a veces nos asombra de la mejor manera y a veces nos es (casi) imposible aceptar.

Al margen, yo casi siempre me veo riendo o al menos sonriendo, y todo gracias a las grandes diferencias que nos separan. Esta es una recopilación de diferencias que espero les arranque una sonrisa (o risa) y los ayude a entender un poco el país donde vivo hoy.
Pequeñas grandes diferencias que espero los hagan reír un poco.

Tráfico

En Argentina los autos circulan (casi) siempre en la misma dirección, y si se vive en grandes ciudades como Buenos Aires los conductores y ciclistas respetan las reglas de tránsito para no tener multas. A pesar de ello, el espacio personal de los vehículos es nulo y el número de accidentes se incrementa a medida que acerca la hora pico que indica que el día laboral ha terminado y podemos volver a casa y sacarnos los zapatos.

En China, los autos circulan en diversas (si esa es la palabra que quise usar) direcciones y por la calle, la vereda, la senda de las bicicletas… o cualquier otro hueco en el que quepa el vehículo. Las reglas de tránsito existen, pero la policía vial no presiona a los conductores y ciclistas (temo para no hacerlos perder su integridad) y no sancionan cosas como conducir una moto sin casco, con un pie en el manubrio para rascarse un dedo mientras se atiende el teléfono celular con la otra. Conducir se vuelve un juego en el que los peatones que cruzan sin mirar se vuelven obstáculos y los autos y motos que entran en la calle sin disminuir la velocidad se avecinan cual proyectiles en juegos de video.


Escupir y sonarse la nariz

En Argentina escupir es un acto diario poco aceptado por la población. Sin embargo,  siempre y cuando lo realicen los hombres y solo en la calle y a un costadito, son hechos poco trascendentales. En general, los hombres pasados los treinta, que no temen descuidar su imagen social, no pierden tiempo en descargar un rápido y violento menjunje bucal que los libera temporalmente. La tarea se realiza con sutileza para reducir el sonido al mínimo y así evitar vergüenza. Y si hay que liberarse de fluidos nasales, utilizar pañuelitos descartables y pañuelos es preferible antes de lucir famosas velas.

En China, escupir es algo que se espera de toda la población. No es sano guardarse flemas y fluidos que pertenecen al exterior. El acto consiste en absorber fluidos con la nariz y la boca de la forma más ruidosa posible y durante el tiempo que se pueda, para después descargarlos en cualquier espacio donde no haya zapatos o zapatillas en movimiento (sí, incluso en cantero con flores de alguna casa, el piso del gimnasio, la pata de la mesa en el restaurant…). Como escupir es de buena educación, sonarse la nariz con un pañuelo es terriblemente irrespetuoso y da mucho asco. Por lo tanto, taparse un orificio nasal y descargar flema por el otro de forma violenta en tachos de basura se considera oportuno.
Usar pañuelos descartables para sonarse la nariz quizás no sea una buena idea. (dentromusica.com)
Creer o no creer

En Argentina ya nos es muy difícil hasta creer en la ciencia. Dudamos del gobierno, de los políticos, del doctor, del psicólogo, de la maestra, del profe, de mamá y papá, de los diarios, (agregue aquí). Por ende nos informamos como podemos y decidimos aceptar cierta realidad y somos medianamente felices.

En China la población cree. Punto. Lo que se dice, se aprende y lo que se aprende se enseña. Por eso, comer cosas de color rojo hace bien ¿Por qué? Porque sí.
Los dátiles son rojos y por eso la mujer debería comerlos en cantidad. También por eso son más caros que el resto de las frutas secas. Lástima que nunca me gustaron mucho los dátiles...


Seguridad

En Argentina, los criminales han encontrado tantas maneras de quitarte lo que tienes que ya no vale la pena hacer una lista de recaudos para que no lo hagan. Siempre hay una falla en dicho sistema. Muy triste, pero verdad.

En China, la población viven con pánico por posibles robos que pueden suceder a toda hora del día y más cuando cae un poco el sol. A veces pienso que más de uno se pondría un collar de ajos para que nadie se les acerque. Sin embargo, siempre pienso que la gente aquí es tan honesta, en general, que el proceso para convertirse en criminal debe ser arduo y doloroso. Estoy segura que deben arrepentirse de cada una de sus fechorías.

Viajar larga distancia

En Argentina si se viaja larga distancia en colectivo uno se prepara para leer, mirar la película que pasan, escuchar música o dormir una siesta si la distancia entre un asiento y otro lo permite.

En China, los chinos se preparan para comer, comer y comer. Suben al colectivo con bolsas gigantes llenas de snacks que comen desde que se sientan hasta que se bajan: nueces, patas de pollo, choclos hervidos, panes rellenos, galletitas, albóndigas de cerdo, dumplings y salchichas al mejor estilo chorizo son algunos de los refrigerios elegidos.

A veces envidio esa capacidad que tienen para comer todo el tiempo sin engordar.
Estación de tren, Zhengjiang, 2 PM. Snacks varios. Ruidos varios.
Restaurante 1

En Argentina, cuando uno va a un restaurante sabe que los mozos quizás deban tardarse porque están atendiendo otras mesas, y cuando llegan dejan los menús en la mesa para luego irse otra vez. Vuelve luego de un considerable período de tiempo, toma las órdenes y luego la comida se hace esperar un poco más. Para cuando la comida llega a la mesa, nosotros ya nos hemos comido la cesta de pan con manteca o queso y sal y ya no tenemos espacio para lo que pedimos… pero lo comemos igual hasta que realmente el estómago no se puede estirar más.

En China, cuando uno va a un restaurante, la mesera ya está en la mesa con los menús. Tiene lápiz y papel en alto y deja de respirar para anotar el pedido. Aunque uno necesite tiempo para decidirse o dilucidar qué dice el menú, la mesera no se irá de la mesa hasta que lo haya hecho. Luego dejará palitos chinos y platos, pero no traerá pan… por suerte la comida NUNCA se hace esperar. Siempre tardan entre cinco y diez minutos en servir. Y a pesar de lo abundantes que son los platos, los chinos dejarán comida en ellos si es que pueden. Poder dejar mucha comida en la mesa es un reflejo de tener un buen pasar económico.
5 minutos y ya está en la mesa
Niños

En Argentina, los buenos modales se adquieren de los padres desde que los niños nacen hasta que tiene la edad de ir a la escuela (sé que da para comentarios, pero piensen que se algo se aprende durante esos años). Para ese entonces los niños ya saben que hay que lavarse los dientes al menos dos veces al día, que gritar, patalear y golpear el piso en señal de que algo no les gusta no está bien visto, que morder a alguien y no soltarlo te convierte en paria y que para cortar la torta en un cumpleaños es vital esperar a que se soplen las velas (obvio).

En China, padres y abuelos responden a los caprichos de sus hijos, porque para eso están, desde que estos nacen hasta que empiezan a ir a la escuela. Allí, estos esperan que los maestros los disciplinen por ellos. Para ese entonces, los dientes de leche tienen más caries que diente, pegar un alarido al fiel estilo Tarzán cada dos palabras seguidas es muy frecuente, morder es instintivo y llorar para que mamá o papá les corte un pedazo de torta antes de que el cumpleañero sople las velas es un derecho.
Imaginen, solo imaginen.
Feriados

En Argentina, cuando un feriado cae un jueves se decreta fin de semana largo. Cuando un feriado cae en otro día de semana a veces se pasa al lunes para que la gente pueda tener un fin de semana largo… y cada año que pasa se agrega un feriado más al calendario.

En China, cuando un feriado cae un jueves, el viernes también es feriado, pero hay que trabajar el domingo. Ese día quizás yo deba hacer el trabajo que hago los miércoles (porque así lo quieren mis jefes), se siente como si fuera el lunes de una semana larguísima, pero no deja de ser domingo y el resto del mundo está en la cama descansando.


Construcción edilicia

En Argentina, una empresa constructora tarda entre uno y dos años en construir un edificio de 50 departamentos de uno o dos ambientes. Para cuando terminan quizás la piscina no se pueda usar, pero hay electricidad, la cañería va a donde tiene que ir y, más que mal, uno sabe que el departamento estará en buen estado por unos cuarenta o cincuenta años.

En China, una empresa constructora trabaja día y noche (créanme, los escucho trabajar en los edificios a las 2 o 3 am), para terminar un edificio de incontables departamentos en menos de un año. Para cuando terminan la piscina se puede utilizar, pero quizás no haya electricidad, quizás la pileta del baño no tenga cañería que vaya a algún lado y las parecer lucirán un verdor extraño que no es pintura (créanme).

Restaurante 2

En Argentina, nosotros cenamos tarde porque sí. Y nos gusta. Por eso, cuando vamos a un restaurante TARDE, a eso de las 11 o 12 pm, los dueños o gerentes (los meseros no) nos reciben con los brazos abiertos y esperan a que nos vayamos para cerrar el local, aunque siempre se nos mire mal o se corte la música.

En China, se cena a las 6 pm y después se va al gimnasio. Los argentinos, entonces, nos enfrentamos a un gran problema: los restaurantes también cierran temprano. Por eso sucede que, si uno encuentra un restaurant abierto alrededor de las 9 pm, lo más probable sea que el dueño o los meseros nos tomen el pedido, nos traigan la comida y nos echen cinco minutos después apagando la luz, quitando los platos de la mesa (cosa que nunca hacen), barriendo encima de nuestros pies (literalmente) y finalmente pidiéndonos que nos vayamos de forma muy convincente.
Me tuve que acostumbrar a algunos cambios de horario... cena a las 6 pm.
Afecto

En Argentina, yo siempre les digo a los chinos, somos de tocar mucho. Nos gusta tocar, es como que todo es una extensión de nuestras manos. Somos afectuosos y nos gusta demostrar nuestro amor por los nuestros en cualquier oportunidad. Quizás demasiado a veces… díganme sino piensan en la frase “búsquense un hotel” al menos una vez al día. Pero hay cosas que no hacemos: tocar a los amigos. A los amigos se los abraza, se los besa en la mejilla para decir “hola” y “chau”, se los agarra del brazo, pero mucho más no (¿cierto?).

Las amigas de la mano, del brazo, haciendo cucharita en el subte... (absolut-china.com)
En China, la gente tiene imanes al revés. Se repelen. Los besos, las caricias y las “cucharitas” públicas entre novios se consideran una falta de respeto, mientras que actos más subidos de tono estoy segura están penados por ley. Peeeeeeero, ir de la mano con una mejor amiga por la calle a los 60 años es un deber y ver alumnos varones más altos que yo sentados uno arriba del otro en una clase haciéndose mimos es algo de todos los días.


Entender

En Argentina, cuando un extranjero nos para en la calle para preguntarnos algo en un acento extraño y rogando que hablamos un poco inglés en general no dudamos en identificar sonidos, procesar la información, buscar sinónimos, usar las manos, gesticular, agarrar un papelito y lápiz, preguntar a otras personas… con el fin de entender qué es lo que el cristiano quiere.

En China, cuando uno se acerca a un chino para preguntar algo, el chino mirará para todos lados deseando que no sea a él al que me acerco. Si ve que así es, intentará caminar más rápido para que yo no lo alcance. Si lo alcanzo, sabrá de inmediato que no podrá entenderme jamás. No entenderá de lo que estoy hablando aunque no sea tan difícil, reirá nervioso y huirá lo antes posible, pretendiendo que la conversación nunca ocurrió.

¿Por qué? Qué se yo.

Cumplir años

En Argentina, se nace un día y para celebrar que la presencia de uno es vital en el mundo, cada año para la misma fecha nos juntamos con amigos, nos hacemos regalos, comemos torta y nos vamos a dormir lo más tarde posible para constestar mails, llamados, twits, notificaciones de Facebook, etc… Desde ese momento, se cuenta cuántos años han pasado y esa cantidad de años suele ser nuestra edad.

En China, cumplir años es un poco más complicado. Por ejemplo, mis alumnos a veces tienen nueve años, a veces tienen diez y a veces once. Sí, los mismos alumnos. Se cree que uno nació con un año de vida, puesto que se cuenta el período de gestación. Además, si uno nació en enero o febrero, quizás se agregue a esto un año más (ya que nacer antes es pertenecer al año anterior y nacer después es pertenecer al año siguiente). En general hay que agregar un año más a nuestra edad para tener una edad china, eso sí, si no nacimos antes de febrero, sino se agrega más edad ¿Se entendió, no?


Hay muchas más diferencias entre Argentina y China… pero creo que con estas os alcanza para seguir entendiendo un poco más el lugar en el que estoy.

jueves, 8 de mayo de 2014

Beijing como la vi yo: fotos que cuentan historias

Todos los que han ido a ciudades que tienen bibliotecas infinitas de historia de a cuestas pueden estar de acuerdo conmigo en que son lugares que transmiten una energía distinta. Para mí Beijing es una de ellas. Cualquiera que haya ido a la Ciudad Prohibida, paseado por los hutongs o patinado en el lago del Palacio de Verano probablemente esté de acuerdo conmigo. A mí me inspiró muchísimo respeto, como si estuviera en presencia de un maestro muy sabio. Me sentí como ese alumno que se saca el chicle de la boca, quita los pies del escritorio y se sienta derecho solo en presencia de ese maestro. Esa energía me enseñó muchas cosas y me hizo parte de pequeñas historias y del camino de otras personas. Qué mejor que contarles qué me sucedió a través de imágenes que cuentan todo esto.

Si quieren más información acerca de estos lugares, pueden consultarme... pero déjenme decirles que hay miles de guías de qué visitar para casa predilección, paladar, sexo, hobbie, animal... etc. Yo lo que utilicé muchísimo en esta ciudad (y para planificar) fue:

  • Lonely Planet: La guía de Lonely Planet (para hospedaje, restaurantes, mapas, tips) pero hasta ahí.
  • China Travel Guide
  • Boca en boca: preguntar en los hostels qué les había gustado visitar.
  • Instinto.
El tren nocturno a Beijing

En el tren a Beijing: este mapa pertenece a un joven que no tiene miedo a acercarse a extranjeros.
'El dueño de este mapa es de Yangzhou pero estudia en Xi'An para ser empresario. No le agrada esa profesión, pero cree que para mantener a su futura esposa y a su familia es un trabajo que le podrá dar el sueldo que necesita. Ambos estábamos sentados en una mesa en el tren porque no podíamos dormir, él porque no le gustaba viajar en tren y a mí porque a alguien había estado fumando y no paraba de estornudar. Cuando ya ninguno de los dos tenía mucho más para decir que estuviera dentro del cuestionario social convencional (nacionalidad, edad, estado civil, hijos, estudios, salario), él sacó el mapa y me explicó qué iba a visitar en Beijing. Pensé qué estructurado este chico, no dejó nada al azar. Lo tendría que haber pensado dos veces ese comentario ya que Beijing es gigante y optimizar el tiempo es algo para expertos (igual un poco de improvisación nunca viene mal).

La Ciudad Prohibida


Sala del Trono - Ciudad Prohibida
Si bien desde que se entra a la Ciudad Prohibida se pueden escuchar y leer sobre las esposas y concubinas del emperador (que vivían en distintos edificios dentro de la ciudad), sobre misteriosos asesinatos, cautivos y cautivas, romances incestuosos y eunucos que irónicamente traicionaban a su emperador, lo que más me llamó la atención fue la vehemencia con la que ciertos emperadores querían salir de la ciudad. Si vieron la película El Último Emperador de China, de Bernardo Bertolucci, el emperador Pu Yi anhela ser parte del mundo exterior, se siente preso dentro del mundo real de la Ciudad Prohibida... y no es para menos. Las dimensiones del palacio son inimaginables. Se puede tardar un día entero en recorrer rincón a rincón del lugar, pero unas tres horas después de salir y entrar de cámaras y perderme en los pasillos puedo decir que uno se siente un poco claustrofóbico.Se dice que Pu Yi no era un emperador benevolente y amable. Solía ordenar a los eunucos tareas que generalmente exponían su condición y castigaba sin razón a sus sirvientes. No estoy justificando actos terribles, pero creo que puedo empatizar un poco.

El Parque Jingshan
El Parque Jingshan
El parque de Jingshan se puede ver desde la puerta norte de la Ciudad Prohibida. No muchos hablan de él, y sin embargo es uno de mis lugares favoritos de la ciudad. Ha presenciado la vida de Beijing por centenios en silencio y si uno lee los carteles aquí y allá puede caer en la cuenta que no sólo en los palacios imperiales suceden relatos que nos pueden erizar la piel. Hoy ofrece lo mejor de la Ciudad Prohibida, su vista. Y si se llega al mirador se puede disfrutar de una corta siesta al sol en el mismo centro de la ciudad, como indica un pilar entre asientos. Y también nos podemos perder, no hay que tener verguenza si se deambula por bastante tiempo sin saber cómo salir.

El Templo de los Lamas

El Templo de los Lamas
Creo que ya he dicho antes que por más que leí e investigué sobre budismo, muy poco me queda claro de qué creen los budistas chinos. Podría hacer una lista de muchas cosas que he visto que no concuerdan con preceptos del budismo, y así y todo, con estar en este templo y observar en silencio, muchas incógnitas se resolvieron solas. Si bien habían carteles que indicaban que no se podían sacar fotos, le pregunté a uno de los monjes si podía tomar una foto de esta hermosa sala de estudio. Me sonrió y asintió con la cabeza antes de sacar su celular del bolsillo para chequear la hora.

El Palacio de Verano 

Palacio de Verano

Cierro los ojos y todavía me acuerdo
Esta vista fue la sorpresa más grata de mi viaje. Siempre digo que muchas veces es bueno saber a dónde uno va y muchas otras no. Creo que me hubiera gustado saber que el palacio de Verano está bastante lejos del centro de la ciudad y lleva alrededor de una hora llegar, pero agradezco no haber sabido más nada de este lugar (bueno, es el lugar donde la familia real pasaba los veranos). Hacía mucho frío, pero encontré un banco y me quedé observando la puesta de sol por un largo tiempo. Le escribí a mis hermanos que se estaban levantando en Argentina y les mandé esta foto. No sentía las mejillas, pero valió cada minuto.

El Templo del Cielo
Hombres y mujeres jugando a las cartas y al mahong
El Templo del Cielo - donde se hacían sacrificios para los dioses

Estos caminos conducían al emperador y a su séquito en la ceremonia... como casi siempre, me perdí y fue difícil volver a encontrar la salida.
Llegué al templo del Cielo muy poco antes de que cerrara, pero por una muy interesante razón. Ese día hacía muchísimo frío y casi no se podía ver porque la polución en Beijing es muy alta. Me ganó la pereza y terminé en un café... junto a otros muchos en Beijing. Encontré una pequeña mesa y no faltó mucho para que una mujer china se sentara también. Vivir viendo gente todo el tiempo te prepara para esas situaciones, así que no dije nada. Al poco tiempo se nos unió su pareja, un norteamericano que no esperó mucho para empezar una conversación. El hombre había visitado más países de los que sabía que existían en el mundo, había creado una fundación educativa en Kenya después de vivir muchos años en una comunidad Masaii, hablaba ocho idiomas y estaba de visita en China. No sé qué sucedió durante esa conversación, pero este hombre me contagió las ganas que necesitaba para salir y llenarme de mundo. Llegué un poco tarde, pero el Templo del Cielo aún estaba abierto. Pude disfrutar de su encanto cuando la mayoría de la gente ya se había ido.

La Plaza de Tiananmen y el Mausoleo de Mao


Monumento a la Revolución en la puerta del Mausoleo de Mao

Parte de la delegación de oficiales que resguardan la plaza y el mausoleo... jamás vi tanto uniformado junto en una plaza.

No cualquiera puede decir que cuida las entradas del mausoleo
A pesar de haber sido nombrada como la Puerta de la Paz Celestial en 1415 cuando fue construida, la Puerta de Tiananmen Square ha sido escenario de batallas entre etnias chinas, entre herederos al trono y contendientes, ha visto campamentos inglesas y francesas, rebeliones y protestas que terminaron en masacre hace tan solo treinta años. Hoy, la imponente plaza de cemento construida bajo el mandato de Mao como símbolo del poderío chino alberga hordas de turistas, la mayoría chinos, a los que probablemente se les cuente una mínima porción de esa historia.

Siempre recomiendo ir a visitar el Mausoleo de Mao, porque yo creo haber entendido mucho sobre cómo se educa sobre la historia de China en los dos minutos que es posible transitar por el mausoleo. Los incontables oficiales que cuidan día y noche el edificio no se pierden de ningún movimiento extraño, ni siquiera el del niño que estaba frente a mí, que jugaba con las flores amarillas a los costados del camino marcado con la franja amarilla que hay que transitar sin detenerse en ningún momento. El oficial se acercó y le dijo a su padre que el niño no podía entrar con una gorra. Su madre retaba al niño y lo arrastraba por el camino, cuando disciplinar a los niños es algo que los padres raramente hacen. Para cuando llegamos a la cámara donde está el cuerpo de Mao en una caja de cristal resguardado por dos oficiales, el niño ya estaba aburrido y decidió detenerse en la alfombra roja, pero su padre no lo toleraría. Lo levantó del piso y forzó su cabeza para que el niño mirara el cuerpo de Mao los 45 segundos que podíamos estar allí.

Cuando uno pregunta en general a algún chino qué opinan de Mao, y si es que se atreven a contestar, casi todos contestarán Mao fue 60% bueno y 40% malo. Se lo venera, se lo ama, se lo extraña... pero nadie sabe muy bien quién fue.

Wanfujing Street Market
Estos escorpiones están vivos... frescos, frescos. Otros snacks pueden ser arañas, víboras, pichones, bichos canastos, saltamontes, y, honestamente, lo que se te ocurra pensar que pueden poner en una sartén con aceite.

Turistas, turistas, turistas
Mi comida favorita en Beijing... fruta en almíbar. Si engordé en este tiempo fue por esto.
Me he cruzado con extranjeros de paso, hombres y mujeres que están acá por negocios, turistas chinos, gente como yo... y todos coincidimos en algo: amamos la comida china. Por sus ingredientes, condimentos, preparación y porque la podemos encontrar en todo momento y a toda hora. En Beijing, los mercados (hay varios) son los mejores lugares para degustar estos manjares (para todos los gustos). El de Wanfujing es el más exótico y tradicional y está en el centro de la ciudad.

La comida china es el reflejo de su la historia y la cultura de China. Si hay algo que a los chinos les gusta hacer y que los preocupa son las comidas es comer. Siempre estarán pendientes de que hayas comido lo suficiente y comprarán comida de más. Sé que les agrado a mis alumnos o que están contentos conmigo cuando me convidan con tortas, papas fritas y pequeñas salchichas que están comiendo. Y no es para menos... por muchos años, muchas de estas familias estuvieron sujetas a un límite, a hambrunas, a morir por no tener qué comer y hasta abandonar hijos porque sabían que no podían darles de comer. No hay un día que no me siente a la mesa y piense en lo que estoy degustando representa para todos los ciudadanos que me rodean. Y eso la hace más apetecible, más digna, más chinamente deliciosa.

La Muralla China



La van me pasó a buscar muy temprano para ir a la Muralla China. Conmigo se sentó una chica que estaba parando en otro hostel y más tarde dos chicos más. Ninguno dijo palabra, quizás era demasiado temprano. Cuando llegamos a la muralla, unas dos horas más tarde, los cuatro nos dimos cuenta que éramos argentinos. Los únicos cuatro argentinos de la excursión. Quizás tendrían imanes los asientos... lo cierto es que todo el día me estuvo acompañando mi querido shesheo, el fernet, el "boló", y las ganitas de volver.

Fin