Somos lo que comemos, no hay duda.
Podríamos decir que si uno analiza lo que tenemos en la
heladera encontraríamos la causa de por qué decidimos ir al gimnasio, por qué
nos falta color, por qué estamos cansados, por qué tenemos demasiada energía o
por qué estamos anaranjados (sí, ese aspecto que contraje durante mis último
año de la secundaria no fue casualidad, fue culpa de la inmensa cantidad de
zanahoria y zapallo que se me ocurrió comer… nunca más una naranja con pies).
Pero la frase no solo habla de cómo lo que comemos nos
cambia la fisonomía, sino de algo un poco más ambicioso como idea. Somos lo que
comemos porque en algún punto dentro de un simple plato yace el reflejo de una
gente y su ser en su totalidad.
Cuando me pregunto qué hago acá (más seguido de lo que pensé
en un principio) a veces me digo que China se parece un poco a mí. Escribo sin
seguir ningún patrón, mis posts tienen y van a tener muchos temas y formas. Soy
así. Pero mi estilo de escritura, caótico y variado, se asemeja a lo que vivo
en China: aquí gobierna el caos organizado en todo ámbito posible. Todo es una
gran sopa china.
He aquí el porqué del título de mi blog.
Y qué mejor que hablar del típico plato de fideos chinos para llegar a mi objetivo de hoy. Comencemos.
Los fideos chinos se volvieron una obsesión para mí antes de
mudarme a este lugar. Como cualquier otra persona con algo de sentido común me
puse a investigar acerca de la ciudad a donde iba. Como casi siempre me sentí
un poco perdida hasta que di con una serie de videos en Youtube titulados LivingAs A Laowai. El primero era un breve video satírico sobre la vida de unos
profesores de inglés en la ciudad de Yangzhou.
Irónico y alocado, el video mostraba la verdadera Yanghzou
en pocas palabras: tranquila, pueblerina, en desarrollo y muy contaminada. Si
bien me podría haber horrorizado y cancelado el viaje ahí mismo, mi mente fijó
su atención en una sola cosa del video: un enorme plato de fideos con salsa que
el protagonista estaba comiendo en su desayuno. No solo se los veía exquisitos
sino que también los había visto hacerlos. PASTA FRESCA. Como buena amante de
la comida china sabía que tenía que ir a ese lugar.
Para mi suerte, mi primer almuerzo en Yangzhou fue un enorme
plato de lamian en el restaurant The Big Lamian (nombre inventado por los
profesores de la escuela, dudo que alguien sepa cómo se llama el lugar). Y
porque era mi primer día y no podía más que eso me senté a observar lo que
sucedía a mi alrededor sin decir palabra. En unos quince minutos que duró el
almuerzo, sosteniendo palitos chinos de marfil y mirando dentro de mi bowl de
sopa aprendí algunas de las reglas fundamentales a respetar si uno quiere
realmente vivir lo que es China:
1)
Nunca vas
a tener el control absoluto de lo que hacés. Y si a comida se refiere, mejor
hacerle caso a alguien que ha vivido en el lugar por algún tiempo y dejar que
este pida la comida.
2)
Cuando un
local te habla pero no te mira a los ojos mejor alejarse. Si uno pregunta
si la salsa picante que está en la mesa es del día y te dicen “sí” mirando a un
costado, ya sabés qué hacer.
3)
Uno es el
raro, no ellos. No hay que protestar si el menú está en chino, tenés que
recordar que ellos usan otros caracteres que sí entienden.
4)
Todo es
comida china si se come con palitos chinos.
5)
Tenés
tres segundos. Si lo que estaba entre tus palitos se cayó tenés exactamente
tres segundos para levantarlo. Si ha estado en la mesa por más de eso comerlo
puede tener efectos poco deseables.
6)
Nunca te
saldrás con la tuya. Si pides que tu comida tenga menos picante le pondrán
más aceite, y si la pides con menos aceite nunca te van a prestar mucha atención.
7)
Siempre
tenés que pedir una segunda o tercera o cuarta opinión. Si les pides
recomendaciones en el menú ellos llamarán a sus esposas, esposos, hermanos,
hijos… amigos y hasta llamarán por teléfono para decirte qué les parece que es
bueno. Puede llevarte tiempo.
8)
Y lo mas importante, tenés que entender lo heterogéneo, lo complicado, lo inaceptable, lo
incómodo. Cuando alguien te lleva un plato a la mesa hay que mirarle a los
ojos, sino podrías perderte una gran historia.
Quien me había llevado el plato a la mesa ese día era una
mujer de rasgos marcadamente distintos a los de otros ciudadanos chinos.
Llevaba un pañuelo en la cabeza que apenas cubria su rostro, su piel era más
oscura y sus ojos mucho mas amplios y profundos. Ella era musulmana.
¿Por qué me había sorprendido tanto? Lo habia leido ya en
algun lado. Hay más de 50 minorías en China, de las cuales 8 son de origen
musulmán. Yangzhou posee una de las más grandes comunidades musulmanas del pais
y la mayoria de sus integrantes se dedica al negocio gastronómico. Es más, en
general, los pequeños negocios donde se comen fideos chinos están dirigidos por
familias musulmanes.
Pero verlo y vivirlo es muy distinto a leerlo. Se vuelve
real.
![]() |
Ni Qijab ni Niqab |
![]() |
Restaurant musulmán (verde por si no lo notaron) |
Si uno se detiene en los detalles juro que se intuye como a
través de los años, y sin dejar de llevar en sus manos el cincel que los ata a
su religión, han dejado esculpir en su comunidad hábitos y características de
la sociedad china que los adoptó y los llama hoy iguales después de haberlos
aislado por centenios.
Los hombres llevan el típico gorro musulman, las mujeres no
llevan ni Qijab ni Niqab, sino unos simples pañuelos que apenas cubren su
rostro. No se cubren el cuerpo y usan camisas y pantalones que usarían otras
mujeres. Las mezquitas han adoptado la forma de un pagoda chino y usan los
mismos materiales antisísmicos. Sus nombres y apellidos se han fusionados con
los de las familias Han a través de generaciones y todos hablan el dialecto
local a la perfección.
Los musulmanes de china son hoy una síntesis de un largo
proceso que si bien es evidente en muchos sentidos es imposible de ignorar
cuando uno va a sus restaurantes.
El lamian proviene de Lanzhou, provincia del noroeste de
China mayormente poblada por musulmanes. Si bien no se puede precisar cómo, ni
cuándo, ni quién los hizo en un principio, se sabe perfectamente quiénes tienen
la mejor receta. Los fideos son una fuente inagotable de comida que para los
musulmanes es religiosamente aceptable. Por qué no perfeccionar una comida que
es perfecta para ellos: libre de carne de cerdo, limpia y acompañada con una
dosis de sopa (comida halal). Si bien se preparan con métodos de cocina china,
se sabe que es netamente original.
![]() |
Mezquita de Xi'an, una de las más grandes. Muy parecido a un pagoda chino. |
Lo sorprendente es ver cómo el lamian se ha vuelto una
comida esencial en la dieta de todos los chinos. No solo musulmanes hacen cola
para comprar los extremadamente baratos platos de lamian que preparan en estos
lugares. Todos vamos ansiosos para ver al cocinero practicando su magia en
menos de dos minutos:
·
La masa se estira.
·
Los fideos aparecen espontáneamente.
·
Los fideos se hierven por unos 30 segundos.
·
Y se sirve el plato en la mesa.
El video ilustrativo de lo que hacen estos maestros.
El video ilustrativo de lo que hacen estos maestros.
He aquí mi primer plato de lamian.
Sopa, carne vacuna, cilantro, pimienta, ajo, especias varias y por supuesto... lamian. |
Muy bueno sof, como siempre un placer leerte, y que nos allanes el camino para acercarnos a una cultura que para mi encierra tanto misterio, de a poco gracias a vos, la voy conociendo. Interesante lo de las minorías que deben alcanzar la población entera de otros países, me gustaría leer más sobre otras minorías si tenes la oportunidad! =) Me encantó el video del maestro del lamian, nunca había visto fideos hacerse sin la pasta linda! Espero ansiosa el próximo post!
ResponderEliminar