lunes, 9 de diciembre de 2013

Las dos caras de la moneda (2da parte)

Me habían quedado tres temas pendientes de nuestra discusión de qué es lo bueno y lo malo de lo que vemos a diario los extranjeros en China: el escuela, la comida y el paisaje.
Luego de publicar ese post me resultó un poco imposible no levantarme todos los días preguntándome con qué fin quiero ver las dos caras de la moneda. Siempre llego a la misma conclusión: vivo en un mundo que me es ajeno, extraño, a veces agresivo. Me ha costado adaptarme a casi todo lo que me rodea, incluso cosas pequeñas como ponerle azucar al café y ver que todo lo que compro está rodeado de bolsitas de plástico y cartón. No voy a mentir cuando digo que hubo situaciones (y las va a haber) donde me pregunté a mí misma qué era lo que quería hacer aquí, porque no sentía que lo estaba logrando. Me sentí como en ese momento en que viendo el cubo de rubik y sabiendo que no lo voy a poder armar lo abandono.
Pero de eso se trata, de aprender, de entender, de adaptarse por más que cueste. Y si bien sé que me va a seguir costando entender un mundo tan "loco" a veces, hoy estoy más cerca de resolver el acertijo del cubo que abandonarlo. Eso tiene mucho que ver con encontrar el balance, buscar el por qué, hablar con todos, ver los dos lados de la moneda. Lo bueno, lo malo. Lo que los ciudadanos chinos también consideran bueno o malo de lo que vemos todos los días.

Este está lejos de ser armado, pero juro que no estoy tan lejos.

He aquí con lo que me quedo tranquila: 

La escuela
Nunca me había pasado de ver que mi trabajo me sigue a casa. Siempre puedo dejarlo a un costadito en la puerta, pero no puedo olvidarme de que vivo en una escuela. Sí, vivo a 300 metros de donde trabajo, y la cercanía, el hecho de ver alumnos todo el tiempo, trabajar con ellos cuando aparecen de imprevisto golpeando la puerta me hizo darme cuenta que acá había que mirar, acá había algo distinto.

Lo malo:  me gustaría decir lo contrario, pero muchos veces al día y en silencio me veo pensando "qué está haciendo este señor?" y no de buena manera. Y siendo una ñoña de alma nunca me pasó no querer ir a la escuela. Me cuesta mucho enseñar como me enseñaron a enseñar. Viniendo de un mundo donde los alumnos tienen muchísima libertad me es difícil adaptarme a un sistema donde el alumno no es libre y si se les da la opción prefieren no ser libres, porque "es más efectivo". Aprenden a memorizar en todas sus materias, estudian más de 12 horas al día, hay miles de cosas que no se les enseña (y por eso tienen más de treinta y no saben leer un mapa) y no pueden elegir ni siquiera sus materias opcionales. Si bien todo está cambiando sigue habiendo algo que cuando lo veo me quedo sin aire y me deja muda (a mí, sí). Odio ver que los profesores maltraten a sus alumnos físicamente. Si bien no deberían, la mayoría está de acuerdo en que es algo que debe hacerse. Lamentablemente he visto cosas que no quise presenciar, muchas de ellas humillantes y denigrantes. Con decir que cada vez que envío a alguno a la oficina por mal comportamiento tiemblan como una hoja o se tiran al piso en señal de rendición. He aquí que sus maestros están ahí.
Lo bueno, en mi caso, es que hemos elevado una propuesta a la escuela para que cuando seamos testigos de estas libertades podamos reportarlas a quién corresponda para que el maestro sea sancionado. Honestamente espero ver muchas menos manos levantarse en mis horas de clase.

Lo bueno: lo que comen los alumnos es un asunto de suma importancia. Juro que debe haber un comité que trabaje exclusivamente para que el alumno coma sano y así pueda aprender mejor. Quizás esos 7 u 8 vasos de leche por día los haga crecer más. Contrario a lo que yo opinaba, hay muchos alumnos en la escuela que podrían ser muy buenos jugadores de basquet. Se le ocurrirá a alguien?

El video es del segundo desayuno del día. Lo bueno, el desayuno, la buena dieta, lo malo... tienen que practicar para marchar y entonces tienen que desayunar estando parados.

La comida
Lo malo: intoxicarse o no intoxicarse es  una lotería. A diario y sin quererlo realmente se puede ver a la gente descompuesta por la calle o corriendo a casa por un repentino caso de diarrea. Si bien todos me dicen que no pruebe la comida de los puestos callejeros, sé que mucha gente se intoxica yendo a restaurantes sofisticados y de alta reputación. Yo me intoxiqué comiendo papas fritas en un MacDonald´s. Por lo que me han explicado mis amigos de origen chino, no hay una noción clara de lo que se puede y no se puede comer, qué es fresco y qué no, y de qué es higiénico.
Pero bueno, así como uno nunca sabe cuándo puede suceder, por qué hacerse malasangre. (Por obvias razones no puse fotos aquí)

Lo bueno: Las fotos lo dicen todo. Mi dios, voy a volver hecha una vaquita (pequeñita, no es para tanto). Todo lo que pruebo es adictivo, desde las frituras que dejan su rastro de aceite en todos lados hasta las ensaladas con tofu… todo. No puedo decir que no extraño ciertas cosas, pero la comida china es exquisita. Punto.
Mi restaurant favorito en Las Cañitas, Buenos Aires, se llama Las Cholas. Encontrar una mesa y que el mozo recuerde que estás ahí y no pediste lo que querés comer es un poco difícil. Pero más difícil que eso es que te traigan lo que pediste en menos de media hora y encima que lo hagan amablemente. Uno se va con la panza llena, un poco disconforme y con mucha menos plata en el bolsillo.
Acá en China el mozo se desvive por el comensal. Lo que pediste está en tu mesa alrededor de cinco minutos después y si querés algún adicional te lo traerán en menos de dos segundos. Lo más curioso es que estos mozos ganan una quinta parte de lo que gano yo y no aceptan propinas. Salir a comer es un placer y no hay miedo a quedar en bancarrota sea donde sea que vayas.
Un placer!!!!

A esto nos dedicamos.

Desde el chow fan hasta la sopa china... voy a volver vaquita. Gracias a Dave Lambert por las fotos.

El paisaje

Lo malo: la contaminación. Amo correr. Corriendo es que se me acomodan todas las ideas, aunque sé que me detengo y me olvidé de todas esas cuestiones vitales que había resuelto hacía dos minutos. En Argentina corría cuando podía, literalmente. Acá en China decidí dejar de correr hace un mes. Juro que lloré ese día.
La razón: la contaminación ambiental. Si bien lo había leído en todos lados y uno puede ver a los ciudadanos usando máscaras, nunca pensé que era una exageración. Hoy estoy pensando en comprarme una aunque no creo que haya mucha diferencia.
Máscaras y no de Halloween.

Juro que Yangzhou se veía así ayer. Me compré una máscara...


Lo bueno: los paisajes de china son mágicamente únicos. Siempre quise venir acá, me fascina saber que finalmente voy a ver todos esos templos, voy a subir esas montañas, voy a recorrer esas murallas que siempre estuvieron en mi mente y hoy puedo hacer parte de mi vida.

jentravelstochina.wordpress.com - En algún lugar de China.
Uff... quiero empezar a viajar.


Los dos lados de la moneda, por ahora...

¿Vivís en China? ¿Qué pondrías de cada lado de la moneda?

1 comentario:

  1. Las cholas muy rica la comida en ese restaurante (para mi demasiado económico en comparación con otro igual o peor en Venezuela). No puedo imaginar el desastre que voy hacer en china comiendo.

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