“¿Qué estaban haciendo hoy un año atrás?” Preguntó Graham,
un profesor de Canadá que trabaja en otra escuela mientras bebía un sorbo de su
Heineken china en Ronnies, un bar para expatriados de Yangzhou donde nos
juntamos los fines de semana.
Aparentemente es algo que él y sus amigos hacen en esta
época del año, para ver en qué ha cambiado su vida en un año. La pregunta me
arrancó distintas sensaciones, y en verdad me vi silenciosa por unos momentos.
Pero la sentí, fuerte y vibrante, esa sensación de bienestar que se aloja en el
vientre y dice “estas bien”.
En navidad el año pasado estaba transitando por una época de
transición. Había terminado hacía un par de meses con el que creía que era mi
compañero de vida, quería dejar de ser docente y estaba viviendo con mis padres
porque había tenido que dejar el departamento donde vivía. A las 9 pm del 24 de
diciembre del 2012 me encontraba en el patio de mis tíos en Rosario, como cada
navidad, mirando como los hombres se encargaban del asado tomando un malbec,
mientas mi tía hervía papas y huevos al son de su abanico, que usaba para
defenderse de los 50 grados centígrados que marcaba el termómetro de la cocina.
Todo era incertidumbre y hasta un poco de tristeza, pero si
miran estas fotos con atención no cabe duda de la felicidad que me producía
estar en ese lugar. Tengo la suerte de tener la mejor de las familias y los
mejores amigos, que siempre me hicieron ver la realidad bajo la mejor luz. Esa
noche el gran manto de duda que se cernía sobre mí, un tanto quemada por el sol
y abrumada por el calor, se convertía en una gran posibilidad de cambio.
Navidad 2012 |
Para ese entonces no imaginaba que fuera un cambio tan
drástico. China no estaba en las cartas todavía.
Hoy, exactamente un año después de ese momento, me asombro
de lo mucho que ha cambiado el escenario. Pienso en dos cosas cuando digo que
todo se ve distinto: lo que era obvio, la navidad en sí, y lo que era menos
obvio y sorpresivamente gratificante, yo me veo y me siento distinta.
La navidad en Yangzhou es…diferente. Y a pesar de que en un
momento pensé que iba a extrañar todas esas pequeñeces que hacen de la navidad
en mi hogar algo que amo, disfruté de cada momento estos últimos días. Todo se
lo debo otra vez a la gente que me rodea.
Los días previos
Como en cualquier lugar en el mundo, aparentemente, navidad
empieza a vivirse a mediados de noviembre. Los árboles de navidad engalanan los
shoppings, los adornos plateados y dorados decoraban las vidrieras y los
carteles de “christmas sale” atraían a muchos potenciales compradores. Pero fue
escuchar villancicos en vez de canciones en chino en la escuela lo que me hizo
darme cuenta que la navidad estaba cerca.
Mis alumnos aparecieron un lunes no hace mucho arrastrando
bolsas de adornos que sus padres habían comprado especialmente para adornar las
clases. Poner guirnaldas de colores y adornos llenos de brillo y luces en el
aula se convirtió en una competencia voraz donde todos miraban al curso de al
lado para ver quién ponía más cosas. 4to Grado tenía hasta seis árboles de
navidad dentro del curso.
cuatro árboles distintos en un mismo aula |
La navidad en China no se celebra como la celebramos
nosotros. No solo porque China no tiene religión oficial, sino porque si la
hubiera no sería el catolicismo. No hay pan dulce ni sidra, no se tiran fuegos
artificiales, no se da asueto a los trabajadores ni el 24 ni el 25… pero les
puedo asegurar que lo que viví me hace entender que celebran lo que a mí más me
gusta de la navidad: dar y compartir.
Porque saben que yo si lo festejo, cada vez que me veían en
los pasillos me hacían pequeños regalitos al mismo tiempo que me seguían para
darme un abrazo si no tenían nada para darme. Me invitaban a sus aulas y me
pedían consejos sobre dónde poner los pequeños adornitos con formas navideñas.
Los encontraba leyendo historias de Navidad y a más de uno les saqué tarjetitas
que confeccionaban en mi clase para algún amiguito con la frase “Merry
Christmas”. En muchos casos se las devolví, me dio un poco de pena quedármelas.
Con lo que me encontré este lunes en el escritorio... amorosos. |
Porque es una escuela internacional me dieron la oportunidad
de ser Mamá Noel por un día y les fui a llevar regalitos en la hora de lectura
(tipo 8 pm, estos chicos están adentro tooooodo el día). Lo que encontré cuando
crucé la puerta es impagable. Sí, eran pequeños regalitos, pero los agarraban y
los contemplaban con una ternura inmensa. Y llegué a 3er grado y me encontré
con esta sorpresa que me tenían preparada. Literalmente casi lloro con las
orejas de Santa puestas…
Me hicieron más parte de su mundo y compartieron su
perspectiva de la navidad.
Team Santa Clause |
Tercer grado "Touch your nose!" |
"Scream!" |
La Cena
El calorcito veraniego, la cerveza bien helada, un choripán,
los chistes, las anécdotas que siempre involucran a mi abuelo, los chicos
correteando para que no los alcance el sueño, los juegos de póker a la 1 am, el
campeonato de truco y la salida a algún barcito con primos, hermanos, esposos,
parejas… todo eso es lo que más me gusta de la cena de navidad en casa. Hace
varios años venimos festejando con toda la familia Martínez de esa manera y nos
encanta.
Cambié esa foto por una donde todos estábamos cargados de
sweaters, ropa térmica, bufandas y gorros dentro del salón donde nos sirvieron
la comida. Con una temperatura rozando el bajo cero, a las 6v pm se sirvió
mezcla de pizza, sashimi, puré de papa, alitas de pollo y cheesecake que eran
el deleite de todos los profesores internacionales, sus niños, y los cocineros
que todos los días nos sirven el almuerzo y hoy compartían algo nuestro. Ah! Y
mis amigos, los Maggio, dos argentinos que aparentemente andaban por estos
lados y se unieron a la cena. Creo que mi lengua me agradeció el hablar en
argentino después de 5 meses.
Me había imaginado una Navidad un poco triste por no poder
estar con mi familia, compartir con mis amistades, comprar regalos para todos
por doquier porque me fascina, celebrar, brindar, abrazar cuando el reloj dicta
las doce… pero me sorprendí al escuchar historias de compañeros y amigos que
realmente estaban extrañando sus hogares con melancolía y yo estaba muy lejos de
eso.
Creo que tuvo que ver un poco porque hice de la navidad en
Yangzhou un poco mía. Como siempre me predispuse a hacer regalos más allá del
Amigo Invisible que había coordinado la escuela. Le dediqué todo un día a ver
qué les faltaba y qué quería regalarles a cada uno como hago siempre. Y sí,
hice dulce de leche y lo regalé, para que todos sepan un poquito más de mí.
También decidí hacerme un regalo y di una clase sobre mi
país en nochebuena. Les enseñé a los chicos todo lo que yo creo que somos. Y
dos o tres días después me siguen pidiendo pan con dulce de leche mientras me
muestran qué gesto tano con la mano les sale bien.
Mi sonrisa atemporal también se debe a que sé que aunque no
estén acá conmigo tengo a mi familia y a mis amigos conmigo todo el tiempo.
Y por último, y creo que lo más importante, esta Navidad fue
plenamente mía porque recibí de mí misma el mejor regalo: quererme, entenderme
y ayudarme. Soy yo y soy otra al mismo tiempo. Cuando Graham me hizo esa
pregunta esa noche en Ronnies me di cuenta de todo lo que estaba cambiando. Me
di cuenta de ese potencial enorme que cada uno tiene para poner un pie en el
freno, decir que no y emprender una búsqueda por otro camino. Haber decidido
viajar a China para descubrirme a mí misma en un contexto totalmente diferente
ES la mejor decisión que tomé este año. Es mi regalo para mí y es un regalo que
creo por primera vez en muchas navidades no voy a cambiar.
Brindo por el cambio nomás. Por aquello que nos hace fluir y
dar vida a muchas cosas más que lo cotidiano.
Me hiciste reir y llorar mucho Sofi. No puedo creer que de tantas cosas que hay para decir de Argentina hayas elegido nuestros gestos. Sos una grossa. Me encanta que estés satisfecha con los cambios en tu vida Sofi. NO hay nada mas gratificante que mirar para atras y darse cuenta que uno tomo las decisiones correctas. Lamentablemente, yo hoy me encuentro el la posicion opuesta a la tuya. Este es mi momento de transicion, donde miro para atras y pienso, "que paso con mi vida?" y "como paso esto?". Espero de aca a un año poder mirar nuevamente hacia atras y sentir aunque sea un poquito la sensacion de satisfaccion y paz que describis. Te extraño y te quiero con el alma.
ResponderEliminarBelen Pino
Te respondí más abajo =)
EliminarYo tenía un amigo que siempre me decía que sentirse incómodos es bueno porque quiere decir que estamos cambiando, y el cambio es bueno. Creo que tiene razón. Cuestionarse es bueno, llegar al punto en el que ya no podemos más y tenemos que seguir moviéndonos es parte de la vida... comparto ese rinconcito de paz con vos hoy, espero que lo encuentres muy pronto. Yo también te quiero mucho y te extraño más! =)
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